Adiós a Calpurnio, creador de Cuttlas

El dibujante Eduardo Pelegrín Martínez de Pisón (1959-2022), más conocido como Calpurnio, ha fallecido ayer a los 63 años tras una larga enfermedad. Aunque su trabajo artístico ha sido amplio y multidisciplinar, varias generaciones de lectores le recordamos por El bueno de Cuttlas, una singular serie de cómic protagonizada por un vaquero que habitaba un mundo de monigotes y trazos mínimos.

Foto:Coentor / Wikimedia Commons CC BY-SA 3.0

Eduardo Pelegrín, alias Calpurnio (Zaragoza, 1959–Valencia, 2022), comenzó su carrera en el cómic a finales de los 70. En los 80, mientras publicaba en la revista Makoki, se autoeditaba sus propios fanzines, que distribuía en tiradas cortas por el circuito de locales underground; por confesión propia decidió firmar como Calpurnio Pisón, Calpurnio o, a veces, Calp porque las historias eran “fuertes” y no quería que su familia supiera que las hacía. En uno de esos fanzines, El japo, apareció en 1983 su personaje más emblemático, El bueno de Cuttlas, un vaquero-monigote que habitaba un mundo esquemático de humor inteligente y que, entre muertes, paréntesis y resurrecciones de viñeta, acompañaría a Calpurnio a lo largo de toda su carrera profesional. 

A finales de los 80 empezó a dibujar en prensa, primero en el departamento de infografía de El Heraldo de Aragón y, desde mediados de los 90, en las páginas de El País y sus varios suplementos. Así, sus historietas a toda página de Cuttlas se conviertieron en uno de los signos de identidad de El País de las Tentaciones; Calpurnio también colaboró con la revista barcelonesa El Víbora, la japonesa Morning o la brasileña Animal

Premio Josep Toutain al Autor revelación en el Saló del Cómic de Barcelona 1993 y Gran Premio del Cómic aragonés en el Salón del Cómic de Zaragoza 2016, Calpurnio no solo dibujó historietas. Artista multidisciplinar, trabajó como guionista, animador, ilustrador, diseñador, cartelista, muralista o decorador. Su trabajo en animación es especialmente destacable: a comienzos de los 90 una productora quiso adaptar a Cuttlas al cine animado, y para ello Calpurnio se instaló en Valencia. El proyecto condujo a una serie en la que trabajó durante dos años y cosechó varios premios, nacionales e internacionales: 13 episodios de animación televisiva, Cuttlas Microfilms (1992-1994), que contó con la dirección y los guiones de Calpurnio, en ocasiones firmados en colaboración con historietistas como Mauro Entrialgo. El artista también actuó como videojockey bajo el seudónimo de ERRORvideo y colaboró con músicos como Mad Professor o la banda NeoTokyo.

Cuttlas fue protagonista de la mayor parte de álbumes recopilatorios firmados por Calpurnio desde los primeros 90 hasta 2017, aunque al margen del universo del vaquero de rayas y palotes brillan con luz propia publicaciones experimentales como Proyecto X. Un mensaje marciano transcrito por Calpurnio (1994) y la novela gráfica Mundo Plasma (2016). Convertido ya en icono nacional, Cuttlas reapareció en historietas para el periódico 20 minutos y, desde 2017, en el digital Valencia Plaza (en papel, en la revistaPlaza). Concentrado en los últimos años en el reto de ilustrar la Odisea (2020) y la Ilíada (2022) de Homero, el Calpurnio anunció el pasado otoño el fin de la serie El bueno de Cuttlas tras casi 40 años de publicación intermitente. “No tengo mucho interés en morir con las botas puestas”, declaraba el pasado octubre a elDiario.es. Antes de ese final, el famoso vaquero minimalista había “mutado” en las viñetas con numerosas variaciones temáticas, partiendo desde la parodia del western entre lo deliberadamente naíf y la retranca autoconsciente.

El autor gustaba de construir el gag experimentando elegantemente con el diseño y el espacio negativo de la página, las convenciones formales del cómic, la acumulación de signos dibujados y los modos “infantiles” (o “rupestres”) de representación: el garabato para simbolizar el universo. “Un dibujo simple y ancestral que conecta con todo el mundo”, en sus propias palabras. Llegó un momento en que por una página de Cuttlas podía pasar desde el alienígena 37 a la banda Kraftwerk (“¡Hola amigos! Boing Boom Tschak”) o, bueno, alguien disfrazado como ella; en otras ocasiones, Calpurnio bromeaba con temas metafísicos y existenciales. Así, en una de las páginas de El bueno de Cuttlas, el vaquero-monigote universal preguntaba: “¿Qué es la muerte?”. Un jefe indio, igual de monigote, le respondía: “Tú esperar”. “Muerte ser fin de la vida. Ser también culminación. Ser cese irreversible de actividad cerebral. ¡Mucho hablarse de vida tras la muerte! Pero no existir evidencias concluyentes a favor de otra vida ultraterrena. ‘Vivos saber que morir. Muertos no saber nada’ Proverbios 9:5”. La historieta concluía con un gag final muy del estilo Calpurnio. De esos que iluminaban una sonrisa en el rostro de quien lo leía. Humor tranquilo y encantador, de aparente sencillez, tal como era en persona su creador.

La Asociación de Autoras y Autores Profesionales del Cómic de España (APCómic) desea enviar sus condolencias y afecto a la familia, personas allegadas y colaboradores de Eduardo Pelegrín, Calpurnio ya para todos. Desde aquí también queremos recordarle como autor de cómic y creador de uno de los personajes más icónicos de la historieta española de las últimas tres décadas.